VISITA TURÍSTICA
EL CASTILLO


Introducción

A la vera del río Tirón se extiende la bella localidad de Cuzcurrita, proteguida por este castillo, un bello ejemplo de recinto fortificado bajomedieval de la Rioja Alta.
Esta fortaleza que construyó Pedro de Figueroa, sigue el modelo clásico de los recintos fortificados bajomedievales señoriales de la Rioja Alta. Está compuesto por una muralla cuadrada y un torreón central de planta cuadrada coronado por cuatro garitones sobre mensulones en los ángulos, unidos mediante un adarve sobre matacanes, rematado con almenas aspilleradas; el acceso al torreón se realizaba por la segunda de las cuatro plantas que posee.
La muralla tiene cubos redondos en los esquinazos, salvo el del sureste que es cuadrado con matacones, adarve y almenas del mismo estilo que el torreón de homenaje. en el centro de cada lienzo de la muralla hay un espolón en forma triangular, que no solo refuerza la estructura y las defensas del recinto, sino que lo caracteriza de forma singular.
El castillo debió tener también un foso, alimentado por un canal desde el río, del que queda el canal que discurre junto al muro sur y que alimentaba un viejo molino.
En el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, el IX señor de Cuzcurrita, D. Pedro de Velasco fundo mayorazgo al casarse con Marta de Rojas y Osorio, labrando el escudo de armas de la portada en arco apuntado en el muro norte, defendida por un bello matacán.
En conjunto es uno de los castillos bajomedievales más característicos de La Rioja, con el gran empaque que presenta la torre homenaje por la armonía de sus dimensiones y la escasez de vanos, realzado por el adarve almenado y amatacanado cerrado con los gritones, presentando un aspecto aguerrido.

Historia

Cuzcurrita debió ser aforada por Alfonso X, pero de su historia anterior al siglo XV no se conoce más que la adquisición de propiedades en su territorio por parte de diversos monasterios como los de San Millán, Cañas y Herrera.
La disposición urbanística deja entrever que fue lugar murado en la Baja Edad Media.
Al exterior del casco primitivo, hacia el SW., se alza el castillo, que aprovecha el río y un arroyo molinar como foso de defensa.
Aunque actualmente muy reconstruido (lo que ha servido para su conservación), lo existente sirve para comprender su estructura original y aproximarse a la época de su construcción.
Tiene unas murallas de planta cuadrangular, con espolones hacia el centro de cada paño, cuyo remate se vio alterado al soportar tejados en la actualidad. Tampoco son muy discernibles otras defensas, puesto que los huecos abiertos en los paños de silLería fueron remodelados en el siglo XX, excepto las aspilleras que flanquean los espolones N. y S. Hacía los ángulos hay estribos redondos como cubos que, al igual que los espolones, se rematan en al actualidad con almenas rectangulares. El ángulo SW. presenta una torrecilla hueca de planta rectangular- El ingreso está al costado norte, siendo en arco apuntado y con derrame.
En el centro se sitúa la torre, de planta cuadrada. Todos los huecos apreciables actualmente son rectangulares, de poco mayor tamaño que las aspilleras. En el lado E., en la segunda planta, hay un vano de asiento y un ingreso apuntado. Las cuatro plantas se establecen mediante suelos de envigados. En el coronamiento hay un matacón corrido con almenas rectangulares, caladas con troneras que enlazan garitones redondos situados en los ángulos sobre mensulones.
Esta torre central puede remontarse cronológicamente a los tiempos en que Cuzcurrita era de los Rojas. En 1367 Enrique II daba a Juan Martínez de Rojas y su mujer Sancha la villa con sus aldeas y jurisdicción. En 1464 era su señor Sancho de Rojas que la había heredado de su abuelo, Juan Rodríguez de Rojas, que fundara mayorazgo en 1419. Más tarde, vendió la villa que pasó a manos de Hernando de Santo Domingo y luego a Pedro Suárez de Figueroa. De los tiempos de éste o de su presunto hijo del mismo nombre, que llevaba el apellido de su auténtico padre, el condestable Bernardino Fernández de Velasco, será el remate de la torre y probablemente la cerca. A don Bernardino acabó revirtiendo Cuzcurrita y su fortaleza, pues don Pedro el joven se la donaba en 1519, para después de su muerte.
En tiempo de la desaparición de los señoríos (1836), el castillo era propiedad del Marqués de Lazán, señor de la villa.
En 1945 la propiedad recayó en la familia Sáinz de Inchaústegui, Condes de Alacha, que llevó a cabo una gran restauración del castillo, mejorando su aspecto externo y su habitabilidad.
Desde 1999, el Castillo de Cuzcurrita y sus propiedades pertenecen al Grupo de empresas Bergé. Desde su inicio, los nuevos propietarios del castillo han iniciado una remodelación integral que permitirá que perdure otros seis siglos más.
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